Gratitud eterna a Eligio Jáquez
Por Ramona Almonte (Monín)
MANHATTAN, NY.- Transcurría el año 1997, yo una joven estudiante de comunicación social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, (UASD),en ese entonces Secretaria General del Frente Estudiantil Socialista Democrático,(FESD), grupo apéndice del PRD en esa casa de altos estudios, considerada también la Universidad del pueblo, conozco al señor Eligio Jáquez, quien a la sazón era el Vice-presidente de esa organización política.
El Ingeniero Jáquez, quien en ese momento era precandidato a Síndico del Distrito Nacional, me correspondió, por mis funciones, como miembro de la Comisión Ejecutiva de la Juventud Perredista, trabajar políticamente y de forma directa con el señor Jáquez, quien por su sencillez y humildad se ganó nuestra simpatía, amistad, consideración y el respeto que siempre le dispensamos.
Con el señor Jáquez, comenzamos una relación partidista que nos mantiene unidos todavía hoy en todo el batallar político, por ello me permito en esta breve semblanza hablar de mi protagonista de siempre.
Con él gané a un padre, un amigo y un consolador para mis esperanzas,
en cada momento político acudíamos a él en busca de sus consejos por su liderazgo y experiencias. Cada día rendíamos cuentas de los triunfos y dificultades con las que nos encontrábamos en el desarrollo de las actividades partidarias y electorales que nos correspondía realizar.
Ahora que quiero hablarles de lo que en el transcurrir de ese largo recorrido por el tiempo ha quedado impreso en mi esencia, principalmente el amor y aprecio que Eligio y hasta su queridísima esposa, la que familiarmente llamamos Doña Nanán, me ha dispensado, me emociona oír a la señora María Polanco de Jáquez, a la que prefiero llamar cariñosamente Doña Nanán, con su voz dulce cuando me dice “tú eres mi hija morena”, lo que para mí representa el más alto honor y manifestación de amor que una madre es capaz de expresar.
Casi concluyendo el año 2004, y el Partido Revolucionario Dominicano, PRD, casi en desbandada, y yo establecida en NY como mi nueva residencia, también nace el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el destino, nuevamente me pone al frente de mi mentor y guía político, Don Eligio Jáquez, quien viene a la Gran Manzana para cimentar el recién nacido PRM, lo que representó para mí un reverdecer humana, moral y políticamente.
Llegamos al día de hoy, a esta fecha martes 13 de agosto, que aun sabiendo que ese día llegaría, puedo jurarles que me ha sorprendido enormemente, no porque no lo supiera, sino porque lo considero muy corta por su compañía.
Eligio se marcha, pero me alegra saber y ser testigo de que la comunidad dominicana del exterior reconoce con creces el trabajo y la dedicación con que se propuso servirle a una población que se sentía olvidada y abandonada, pero que él supo rescatar y valorar como nadie nunca antes lo hiciera.