OPINIÓN

Petro: nuevo falso profeta

Terminaron las ideologías, o propuestas, todo es cháchara, entretenimiento. Los “líderes”, como todos los mortales comunes y corrientes, vulgares y silvestres solo buscan “likes”. 

Fue penoso, deprimente, el espectáculo del presidente de Colombia Gustavo Petro, cuando “enfrentó” al presidente estadounidense Donald Trump. Petro se aleteó el pecho y cantó como gallo, lo aplaudieron por unas horas, luego puso como gallina sumisa, obediente.

Petro me recordó aquel presentador de Univisión, Jorge Ramos, quien fue a provocar a Trump en una rueda de prensa, y la seguridad lo sacó. Brevemente fue “mártir de la libertad de prensa”. En ambos casos Ramos y Petro, el mundo siguió girando, al final todo terminó como quería Trump, sacaron a Ramos, Petro aceptó los deportados.

Es un absurdo, ningún presidente puede negarse a recibir a los ciudadanos de su país que han sido deportados de otro país. Es como que el vecino le toque la puerta y le diga, “tenga su hijo, no lo quiero en mi casa”, y usted lo rechace. Ningún vecino está obligado a aceptar muchacho ajeno, necio y malcriado en su casa. Ninguna nación está obligada a aceptar delincuentes extranjeros.

Transportar deportados en un avión militar “violaba su dignidad” según Petro quien al final envió aviones militares colombianos a recogerlos. Los aviones militares estadounidenses, son “indignos”, los colombianos son “dignos”, sospecho que Petro trabaja para Trump, en secreto.

Siguiendo el precedente de Petro, cada país tendrá que mandar buscar sus deportados, Trump se economizará el envío.

¿Qué “dignidad defiende” un bravucón que termina arrodillado? En política, como en todo en la vida, no es importante como empieces, es importante como termines, porque empezar de pie, para terminar de rodillas, es denigrante.

Ahora, quizá Nicolás Maduro debe cuidarse del vecino Petro, su “gran aliado”.

No defiendo las deportaciones de gente honrada que busca mejor vida. Tampoco la “dignidad latinoamericana” que le economizará dinero a Trump y nos hará pagar el transporte de nuestros deportados, gracias a Petro. Él es, sin dudas, nuestro nuevo falso profeta latinoamericano.

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